Receta para un Corazón by Barbara Cartland

autor:Barbara Cartland
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9781782133148
publicado: 2013-03-13T00:00:00+00:00

Receta para un Corazón

Capítulo 5

A Manella se le hizo muy difícil poder dormir. Pero aquello no era extraño si tenía en cuenta todo cuanto había ocurrido la noche anterior. Seguía pensando en ello y también en el Marqués. Ciertamente había sido muy amable y comprensivo.

Cuando ella se puso en pie para darle las buenas noches, el Marqués había dicho,

–¿Qué hay de nuestro paseo a caballo? ¿Le parece bien a la siete de la mañana, o es demasiado temprano para usted?

A lo que Manella respondió,

–No es demasiado temprano, pero a esa hora debo estar preparando el desayuno.

El Marqués se rió y dijo,

–Yo la perdonaré si tengo que esperar algunos minutos cuando regresemos.

Manella se encaminó hacia la puerta, pero el Marqués, dando unas largas zancadas, se le adelantó.

–No puedo dejarla ir , sin darle una vez más las gracias por haberme salvado de un peligro que yo no había anticipado– dijo.

–¿Cómo iba usted a suponer que alguien podría hacer algo... tan malvado?– preguntó Manella.

El Marqués hizo un gesto vago y comentó:

–Yo siempre me he enorgullecido de estar un paso por delante del enemigo y de poder utilizar ante el mismo mi percepción. Esta tarde fallé de manera lamentable en ambos aspectos, así que quiero darle las gracias nuevamente.

Mientras hablaba, tomó la mano de Manella y se la llevó a los labios. La muchacha pensó que se iba a limitar a inclinarse sobre ella, como lo hubiera hecho un francés.

Pero los labios del Marqués contactaron con su piel. Aquello provocó en ella una sensación extraña que le recorrió el cuerpo como una descarga eléctrica.

Como consecuencia de su timidez, se apartó del Marqués. Una vez fuera del estudio, corrió hacia el vestíbulo. Allí sólo se encontraba un criado soñoliento, sentado en una silla que ni siquiera se movió al verla.

Manella corrió escaleras arriba con Flash a su lado y llegó hasta su habitación. Al hacerlo, se sintió casi libre por completo del terror que experimentaba cuando huyó de su tío.

Caminó hasta la ventana y descorrió las cortinas. La luna brillaba sobre el lago y las estrellas centelleaban en el firmamento. No podía explicarse a sí misma porque de pronto se sentía muy emocionada.

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